CRISIS
Es precisamente en esos escenarios en los que imaginamos los futuros posibles donde queremos posicionar a la comunicación como elemento estratégico en la gestión de las organizaciones sociales, particularmente en situaciones de crisis.
La crisis contemporánea global contiene muchas señales depeligro pero, simultáneamente, cada peligro puede ser también una oportunidad para transformar la crisis.
Contextualizando la idea de crisis en el marco de las instituciones podemos definirla desde una perspectiva triple:fenoménica; taxonómica y secuencial.
La perspectiva fenoménica nos permitirá percibir y vivir la crisis tal como se nos aparece; en la taxonómica se procurará tipificarla aplicando criterios de clasificación y la secuencialnos acercará al análisis y seguimiento del desarrollo concreto del fenómeno que nos afecta.
Todas las perspectivas o miradas posibles estarán acompañadas de procesos dinámicos de comunicación estratégica, entendida como herramienta de gestión.
La naturaleza y los efectos de una crisis son muy variados. Si bien podemos acordar que, en general, las crisis son acontecimientos aleatorios y no deseados debemos también aceptar que son bastante más frecuentes de lo que en principio podría pensarse.
Ya tenemos mínimamente delineado el camino: la polisemia, pero también la riqueza, del concepto comunicación organizacional o institucional; el contexto contemporáneo observado desde el paradigma de la complejidad; el desafío de los desafíos (la reforma del pensamiento) y una idea de crisis global e institucional y su imprescindible relación con la creciente necesidad de comunicación.
Una crisis es una situación que nos estresa y nos causa angustia, porque no la podemos manejar adecuadamente, utilizando los métodos a los que estamos acostumbrados y que nos han dado resultados positivos en el pasado.
Nuestra actitud es determinante, tanto en la manera de vivir la crisis, como en los resultados que obtendremos al final.
Nuestra actitud es determinante, tanto en la manera de vivir la crisis, como en los resultados que obtendremos al final.
El inicio de una crisis, de cualquier tipo, nos estresa, angustia e incluso puede “paralizarnos” momentáneamente, porque nos encontramos ante una situación “nueva”, ante la cual, los recursos que siempre utilizamos no funcionan.
Pero de nuestra actitud y de nuestra forma de reaccionar, depende el buscar y encontrar la solución o quedar atrapados en el dolor y los problemas.
¿Crees que la crisis económica, sólo nos afecta en lo que se refiere al dinero?
Definitivamente, NO.
Los problemas que nos trae la crisis o que creemos que nos va a provocar en un futuro cercano, nos provocan estrés, angustia, tensión, temor, etc.
Estas emociones hacen que nos enojemos o irritemos fácilmente, nos pueden volver agresivos y nos pueden causar sentimientos de frustración, inseguridad, tristeza y/o depresión.
Las crisis económicas (y cualquier tipo de crisis) y las emociones que las acompañan, nos provocan problemas en nuestra:
Pero de nuestra actitud y de nuestra forma de reaccionar, depende el buscar y encontrar la solución o quedar atrapados en el dolor y los problemas.
¿Crees que la crisis económica, sólo nos afecta en lo que se refiere al dinero?
Definitivamente, NO.
Los problemas que nos trae la crisis o que creemos que nos va a provocar en un futuro cercano, nos provocan estrés, angustia, tensión, temor, etc.
Estas emociones hacen que nos enojemos o irritemos fácilmente, nos pueden volver agresivos y nos pueden causar sentimientos de frustración, inseguridad, tristeza y/o depresión.
Las crisis económicas (y cualquier tipo de crisis) y las emociones que las acompañan, nos provocan problemas en nuestra:
- Salud,
- relaciones,
- autoestima y autoimagen,
- capacidad para tomar decisiones adecuadas,
- etc.
De esta manera, la crisis económica puede provocar crisis en otras áreas de nuestra vida, en momentos en los que, de por sí, estamos agobiados.
Está comprobado que reaccionamos igual ante la crisis en sí, como ante la idea de que la crisis está próxima.
Emocionalmente nos afecta igual, si la vivimos, como si estamos convencidos que la vamos a vivir, aunque al final, esto no suceda.
Está comprobado que reaccionamos igual ante la crisis en sí, como ante la idea de que la crisis está próxima.
Emocionalmente nos afecta igual, si la vivimos, como si estamos convencidos que la vamos a vivir, aunque al final, esto no suceda.
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